Abogando por las olvidadas: apropiación de tierras y su impacto e implicaciones para las mujeres en Zimbabue y Mozambique


Durante la década de los 2000, empresas extranjeras y varios gobiernos adquirieron 227 millones de hectáreas de tierra, la mitad de las cuales se encuentran en África. Los gobiernos africanos han permitido esto suponiendo de que la inversión extranjera es un catalizador para crear nuevos y mejores empleos y establecer seguridad alimentaria. Sin embargo, este proceso de acaparamiento de tierras a menudo degrada gravemente el medio ambiente y exacerba las desigualdades a nivel local, lo que contrarresta avances en el crecimiento económico y la seguridad alimentaria para todas las personas. Los impactos los sienten particularmente las mujeres, quienes son responsables del 60 al 80 por ciento de la producción nacional de alimentos en África subsahariana. La apropiación de tierras tiene un impacto enorme en el acceso de las mujeres a la tierra, reduciendo su control sobre sus vidas y afectando negativamente la seguridad alimentaria de las poblaciones rurales. Algunos de los casos más injustos para las mujeres ocurren cuando las comunidades son reubicadas por concesiones mineras. Todo esto en un contexto de sequía y estrés ambiental debido al cambio climático. En todo el sur de África ha habido un rápido crecimiento en proyectos de minería y agricultura mega industrial. Esta investigación se centra en casos en Mozambique y Zimbabue.

Conocemos los principales problemas que enfrentamos en nuestro planeta. Hemos perdido la mitad de nuestros bosques, la fuente de nuestra existencia. Los bosques proporcionan aire, agua dulce, vida silvestre, combustible, madera, el mejor suelo, nutrientes y alimentos. Si las tendencias actuales de agotamiento del suelo continúan, según los informes de la ONU (2014)*, en sesenta años se perderá la capacidad de producir alimentos. La contaminación industrial está asfixiando nuestras ciudades, creando zonas marinas muertas y enormes islas de plástico en el océano que no se degradan en nuestra biosfera, sino que permanecen como micro partículas de plástico que se encuentra incluso en nuestra red alimentaria. El calentamiento global acelera el derretimiento de las reservas de agua en los glaciares polares y todos los picos altos.