Jóvenes feministas rurales defienden el Río Motagua a través del artivismo


El Río Motagua, uno de los más grandes de Centroamérica, inicia su recorrido de 500 kilómetros desde el altiplano occidental de Guatemala. En el camino, recoge las aguas de 29 de los ríos principales del país y cruza 14 de sus departamentos, incluido el territorio nororiental de Izabal, antes de desembocar en el Golfo de Honduras. Sin embargo, el río transporta mucho más que agua; en él fluyen basura, desechos industriales y aguas residuales.

La extracción de níquel, la deforestación y la tala ilegal en Izabal están contribuyendo aún más a la contaminación y desaparición del río. Los ecosistemas que alimentaba el Motagua, su flora y fauna únicas y las comunidades locales, ya no pueden depender de él de la misma manera.

Izabal es una zona con una de las tasas de deforestación más altas del país, según estudios del proyecto Dinámica de la Cobertura Forestal. La deforestación masiva que ha cedido espacio a la ganadería también ha reducido la capacidad de Guatemala para mitigar los efectos del cambio climático en una región altamente vulnerable a fenómenos meteorológicos extremos. El bosque solía actuar como una barrera protectora en las riberas de los ríos durante los desastres naturales, pero sin este las comunidades han perdido una de sus defensas más importantes. Cuando las tormentas tropicales Iota y Eta azotaron Guatemala en noviembre de 2020, Izabal fue una de las regiones más afectadas y 2,5 millones de personas se vieron afectadas en todo el país.

Foto: ADEJUM.

Las comunidades indígenas y rurales de este territorio, cuya salud y bienestar económico dependen del Motagua, han defendido su cultura e identidad durante siglos contra la explotación y el despojo. En Izabal, esa resistencia de los pueblos sigue viva en su oposición a los megaproyectos hidroeléctricos y mineros. Alianza de Jóvenes Unidos por Majes (ADEJUM), por ejemplo, es un grupo de jóvenes feministas rurales que persisten en la lucha.

Estas jóvenes feministas conocen su territorio como nadie y están decididas a demostrar que las soluciones no provienen exclusivamente de los centros urbanos. En su lucha por la inclusión, ADEJUM trabaja para capacitar a los jóvenes e incrementar su participación en los espacios de toma de decisiones y gobernanza, especialmente con respecto a la gestión ambiental de su territorio. Su mensaje se centra en el cuidado del Motagua, del cuerpo de las mujeres y los jóvenes del campo.

Con el fin de proteger el Río Motagua, ADEJUM ha realizado eventos de organización comunitaria, tales como talleres en parques públicos, un círculo de lectura itinerante y caminatas colectivas a la ribera, para concientizar a la población sobre la importancia de defender el territorio y realizar acciones conjuntas relacionadas con el ecofeminismo territorial. Ellas consideran el arte una herramienta para enamorarse de la ruralidad. A través del artivismo (o activismo artístico), ADEJUM ha creado espacios de educación popular con otros jóvenes de su comunidad. El grupo ha experimentado con metodologías participativas y proyectos fotográficos con jóvenes para que los puedan redescubrir su ecosistema desde su propio punto de vista.  Asi mismo,  el cortometraje de ADEJUM sobre protección del medio ambiente obtuvo el segundo lugar en un concurso nacional de cortometrajes en la categoría de cortometrajes amateurs.

Foto: ADEJUM.

Dado que estas comunidades limitan con Honduras, donde hay una gran presencia policial debido a la migración irregular y el contrabando, los defensores del medio ambiente y los derechos humanos son más vulnerables y enfrentan cada día más persecución por su trabajo. Los defensores comunitarios de Motagua específicamente están siendo amenazados por oponerse a la tala y la minería de níquel a cielo abierto. Las jóvenes rurales son el blanco de violencia física y emocional de género por promover el liderazgo de los jóvenes en la comunidad. Además se sienten desprotegidas por el estado y temen ser perseguidas por su defensa del medio ambiente. En definitiva hay una atmósfera de total indefensión con respecto a su seguridad corporal y la de sus territorios.

ADEJUM hace un llamado a la comunidad internacional para que preste mayor atención a la situación actual del Río Motagua y las comunidades cuyas vidas están vinculadas con sus aguas. También exigen que el gobierno municipal:

  • Asuma la responsabilidad de hacer cumplir la ley contra la contaminación y sancione a las empresas mineras y actores ilegales que continúan deforestando y contaminando;
  • Apoye eficazmente el liderazgo juvenil con más y mejores espacios públicos de educación, capacitación y recursos, y que abra espacios de participación en la gobernanza ambiental del territorio;
  • Genere estrategias para proteger a los líderes comunitarios.

 

ADEJUM es apoyada por FRIDA—El Fondo Feminista Joven, que forma parte de la red GAGGA. Puedes aprender más sobre ADEJUM siguiendo su página de Facebook e Instagram.


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