Mongabay: La financiación para la conservación ambiental liderada por las mujeres sigue siendo diminuta, pero eso está cambiando rápidamente


Por Dimitri Selibas el 20 de abril de 2022

  • De toda la financiación filantrópica para hacerle frente al cambio climático, el 90 % se destina a organizaciones dirigidas por personas blancas y el 80 % a organizaciones dirigidas por hombres; solo el 0.2 % de la financiación de todas las fundaciones se enfoca explícitamente en las mujeres y el medio ambiente.
  • Iniciativas como Wild Elements Foundation, Women’s Earth Alliance, Daughters for Earth y WE Africa están apoyando los esfuerzos liderados por mujeres en todo el mundo para proteger y restaurar el medio ambiente al proveer fondos y publicidad, así como facilitar la adquisición de habilidades técnicas, empresariales y de liderazgo.
  • La Global Alliance for Green and Gender Action (GAGGA), que en 2021 recibió del gobierno holandés durante cinco años aproximadamente US$41 millones, también brinda apoyo financiero flexible a 24 fondos, 30 ONG y 400 grupos de base y movimientos sociales de todo el mundo.

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La filantropía liderada por mujeres atrajo de nuevo la atención después de que MacKenzie Scott, ex esposa del fundador de Amazon, Jeff Bezos, anunciara en marzo que desde junio del año pasado había donado US$ 3,900 millones en subvenciones a 465 organizaciones, de las cuales alrededor del 60% son dirigidas por mujeres.

Las ONG dirigidas por mujeres son raras en muchos sectores, incluido el del cambio climático. Actualmente, el 80% de la filantropía climática se destina a ONG dirigidas por hombres según un informe de la Iniciativa Philanthropic Initiative for Racial Equity y el 90% de la financiación filantrópica para el cambio climático se destina a organizaciones dirigidas por personas blancas.

Erica Flock, directora de comunicaciones y defensa de Rachel’s Network, con sede en EEUU, dice que tanto las mujeres como el medio ambiente representan una porción pequeñísima de los fondos distribuidos por filántropos.

“El trabajo que estamos haciendo ahora es financiar a aquellos grupos de personas que […] podrían ser ignoradas porque no necesariamente están liderados por hombres blancos”, dice Flock. “A menudo, estos grupos más pequeños tienen un historial de éxito y de ayuda a sus comunidades, pero a menudo lo hacen sin mucho apoyo”.

Rachel’s Network, que lleva el nombre de la fallecida pionera de la conservación Rachel Carson, se fundó para derribar las barreras estructurales que enfrentan las mujeres ambientalistas. Cada año, su programa catalizador de premios otorga a las líderesas ambientales de color un premio de US$10,000, oportunidades para establecer contactos y reconocimiento público por su trabajo.

“La gente en las trincheras sabe lo que hace. Están más cerca del trabajo y debemos ayudarles a obtener fondos”, dice Flock, y agrega que la filantropía basada en la confianza se ha convertido en un tema cada vez más importante en el mundo de la financiación.

Cerrando la brecha

Rachel’s Network también sostiene que la disparidad de género no solo obstaculiza la igualdad, sino que también tiene serias implicaciones para la política ambiental. Su investigación sobre los registros de votación del Congreso de EEUU entre 1972 y 2021 encontró que las legisladoras votan a favor de la protección del medio ambiente con más frecuencia que sus homólogos masculinos tanto en la Casa de Representantes como en el Senado.

En respuesta a una investigación realizada por el Global Greengrants Fund que encontró que sólo el 0.2 % de la financiación proveniente de las fundaciones se enfoca explícitamente en las mujeres y el medio ambiente, la Wild Elements Foundation fue lanzada el año pasado para invertir en la ampliación de proyectos dirigidos por “innovadoras” es decir, mujeres conservacionistas, científicas y organizadoras de la comunidad. El grupo pone un enfoque especial en las mujeres indígenas y las mujeres de color.

En su primer año de trabajo, Wild Elements proporcionó a diez lideresas US$100,000 cada una en financiación irrestricta de dos años para proyectos en Colombia, India, Kenia, Australia, el Reino Unido y los EEUU.

Wild Elements fue iniciado por Nikki Eslami, la fundadora de un negocio multimillonario de extensiones de cabello. Parte del interés de Eslami en iniciar la fundación, según la directora de operaciones de Wild Elements, Heidi Nel, fue su experiencia de primera mano con los desafíos para atraer capital de riesgo no solo como mujer, sino también como mujer no blanca.

“Queremos ser disruptivas en el espacio. La filantropía tiende a ser una torre de marfil”, dice Nel. “Tiende a ser un espacio donde las personas que no se ven afectadas directamente por los problemas […] entran, crean estrategias y les dicen a las personas [afectadas] cómo hacer cambios y cómo usar su dinero”.

Nel dice que las subvenciones de Wild Elements no solo brindan financiamiento adicional, sino también conexiones. Cada innovadora respaldada por Wild Elements trabaja con un defensor, como un actor, modelo, cantante o influencer famoso, que utiliza su enorme influencia en las redes sociales para ayudar a la ONG a alcanzar a una audiencia mucho más amplia.

“Las organizaciones sin fines de lucro quieren ser grandes contadoras de historias”, dice Nel, “pero es muy raro que tengan la capacidad de asignar un presupuesto para lograrlo de una manera realmente convincente”.

En las trincheras

En el norte de Colombia, Project Titi es uno de los beneficiarios de Wild Elements. La iniciativa está ayudando a conservar los 6,000 monos titíes cabeciblancos (saguinus oedipus) que aún quedan en la naturaleza. A la especie en peligro crítico solo le queda el 5% de su área de distribución geográfica debido a la deforestación y además está amenazada por el comercio ilegal de mascotas.

La directora del Proyecto Titi, Rosamira Guillén, le cuenta a Mongabay que utilizan un modelo integrado que combina la ciencia con la participación comunitaria a través de programas de educación para jóvenes y acuerdos de conservación.

Guillén dice que en su trabajo educativo con las comunidades locales, las mujeres parecen estar más conectadas con la naturaleza y el medio ambiente.

“Y cuando se les da la oportunidad, es una proporción mayor de mujeres las que se involucran en estas […] tramas ambientales y los programas de liderazgo que tenemos”, dice.

Guillén agrega que uno de los mayores logros de la organización ha sido crear conciencia sobre los titíes cabeciblancos tanto a nivel nacional como internacional, lo que también ayuda a construir su perfil con las autoridades locales. Asevera que su colaboración con Wild Elements, a través de la financiación, un nuevo video-proyecto y el trabajo con su defensora, la actriz colombiano-estadounidense Isabella Gómez, ha creado oportunidades para alcanzar nuevas audiencias, lo que podría generar nuevas fuentes de ingresos con el tiempo.

Otros beneficiarios de Wild Elements incluyen proyectos para proteger a las cebras en peligro de extinción en Kenia, conservar las praderas submarinas en Australia, evaluar los efectos potenciales para la salud de la minería en las plantas medicinales en la nación indígena navajo en EEUU y promover la conservación de los elefantes en Mozambique.

El contexto más amplio

Wild Elements también está conectando y otorgando subvenciones a iniciativas ambientales de mujeres más amplias, como Women’s Earth Alliance y Daughters for Earth. Women’s Earth Alliance ha colaborado con 250 proyectos ambientales y empresariales de mujeres en veinticuatro países y les ha proporcionado a más de 12,600 mujeres habilidades técnicas, empresariales y de liderazgo. Daughters for Earth, que recién fue lanzada en marzo, tiene el ambicioso objetivo de recaudar US$100 millones para apoyar los esfuerzos liderados por mujeres para proteger y restaurar el medio ambiente.

“Necesitamos poder encontrar modelos de liderazgo que sean más inclusivos”, dice Colleen Begg, cofundadora de Women for the Environment Africa, o WE Africa. “Esto es aún más importante ahora en el ámbito de la conservación, que se está volviendo cada vez más militarizado […]. Corremos el riesgo de convertir en enemigos precisamente a las personas que podrían ayudarnos a proteger esta biodiversidad y que son los custodios de estos lugares salvajes”.

Begg dice que el liderazgo en la conservación en África todavía está dominado por hombres blancos, especialmente extranjeros, por lo que desde su lanzamiento en 2021, WE Africa ha llevado a cabo un programa anual de liderazgo para cuarenta mujeres líderes ambientales en diecisiete países.

“Particularmente en África, muchas de las mujeres que trabajan en conservación todavía están profundamente conectadas con sus comunidades y con la tierra”, dice Begg. “Tienen comprensión y compasión por el hecho de ser mujer y habitar alrededor de y en áreas protegidas, y pueden incluir sus voces en la toma de decisiones y las decisiones sobre políticas”.

Pero no todos los grupos pueden promover a las mujeres líderes con las que trabajan.

Amalia Souza, fundadora y directora de desarrollo estratégico de la ONG brasileña Fundo Casa Socioambiental, le dice a Mongabay que también es importante apoyar a los ambientalistas que tal vez no puedan compartir sus esfuerzos públicamente porque sus vidas pueden estar en peligro como consecuencia de su trabajo de justicia ambiental. Esta es la realidad de muchas mujeres líderes ambientales en América Latina.

“Trabajamos en el nivel invisible”, dice Souza, y agrega que Fundo Casa Socioambiental actúa como un puente para que los grandes donantes canalicen fondos a organizaciones de base más pequeñas en América del Sur, así como para ayudar [a estas organizaciones] a desarrollar sus capacidades para recibir y administrar su financiamiento.

Desde su fundación en 2005, Fundo Casa Socioambiental, que recibió fondos en la última ronda de donaciones de MacKenzie Scott, ha otorgado más de 4,000 subvenciones en diez países. Al menos el 55% fueron a proyectos liderados por mujeres.

“Hemos mejorado mucho la forma en que entendemos el papel de las mujeres en la conservación”, dice Souza. “Cuántas más personas organizadas haya […] que sepan cómo alcanzar sus metas colectivamente, más fuertes serán”.

Fundo Casa Socioambiental también forma parte de la Global Alliance for Green and Gender Action (GAGGA), que en 2021 recibió aproximadamente US$ 41 millones del gobierno neerlandés durante cinco años. Casi el 71% de esto se destinará a brindar apoyo financiero flexible a veinticuatro fondos, veintiocho ONG y 390 grupos de base y movimientos sociales por los derechos de las mujeres y la justicia ambiental en todo el mundo.

Maite Smet, coordinadora de GAGGA, le dice a Mongabay que las organizaciones y los movimientos que apoyan, en su mayoría dirigidos por mujeres, niñas, personas trans, no binarias e intersex, son comunidades que han sido históricamente excluidas. Agregó que este era particularmente el caso de las personas jóvenes en comunidades indígenas y rurales.

“Para nosotras, el tema del clima no es algo aparte, está dentro de la lucha por la justicia ambiental”, dice Smet. “Lo que estamos viendo con la crisis climática ahora es una consecuencia de las injusticias ambientales que hemos visto históricamente”.


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