Las mujeres de Yumao lideran la resistencia contra la represa Rositas


Todos los años de la última década, personas de todo Bolivia llegan a la comunidad de Yumao en el Gran Chaco Americano del país para un concurso de pesca. Organizado por las mujeres de la comunidad de Yumao, el evento se ha convertido en un acto de resistencia y celebración de la vida, en una zona que pronto el proyecto hidroeléctrico Rositas podría sepultar bajo 100 metros de agua. Las mujeres aprovechan cada feria organizada para presentarle a la sociedad civil cómo la represa afectaría su territorio.

Para el gobierno boliviano, el proyecto Rositas es un paso hacia la transformación de Bolivia para convertirse en el «corazón energético de América Latina». El proyecto sería el primero de siete represas hidroeléctricas en la cuenca del río Grande y es parte del plan del gobierno boliviano para disminuir su dependencia de los combustibles fósiles y generar 3 000 MW para uso doméstico y de exportación.

Para los habitantes de Yumao, una comunidad rural de 22 familias indígenas guaraníes que viven a orillas del río Grande, el proyecto Rositas significa tener un futuro incierto. Según un estudio de factibilidad inicial, el proyecto inundaría aproximadamente 45 000 hectáreas de área mayoritariamente boscosa, lo que afectaría a 12 comunidades y a más de 500 familias indígenas y rurales dedicadas a la agricultura, ganadería y lechería en cinco municipios.

Planeado desde la década de 1970, el proyecto Rositas será construido por la Asociación Accidental Rositas Consortium, parte estatal de China Three Gorges Corporation, junto con su subsidiaria China International Water & Electric, y la constructora boliviana Reedco SRL. El 85% del proyecto será financiado por el Export-Import Bank, banco de propiedad estatal china.

La llegada de China con sus créditos y empresas a Bolivia, cambió la naturaleza de la contratación pública. En las inversiones financiadas por China, el Estado boliviano acepta condiciones que incluyen la contratación de empresas chinas que se encargan tanto del diseño, como de la construcción: traen consigo sus propios materiales, equipos, tecnología y, a menudo, su propia mano de obra. Como resultado, la supervisión del gobierno boliviano queda reducida y los megaproyectos carecen de transparencia. Muchos detalles de los préstamos, contratos y estudios técnicos y ambientales no están a disposición pública, ni la información se proporciona a pedido, según el grupo de investigación ambiental Fundación Solón.

Las comunidades a las que afectaría Rositas reportan que no hubo consulta libre, previa e informada sobre el proyecto, como lo establece la Constitución de Bolivia y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre pueblos indígenas, que Bolivia ratificó. La constitución es clara sobre la necesidad de consulta y consentimiento previo e informado de las poblaciones indígenas, donde se considere un proyecto como una represa.

Ni la empresa nacional de electricidad de Bolivia ―Empresa Nacional de Electricidad Bolivia (ENDE)―, ni el gobierno han divulgado información sobre el impacto potencial del proyecto. Las comunidades afectadas ya no están plantando ni mejorando sus propiedades, dada la incertidumbre del futuro.

«Como comunidad, nos sentimos totalmente heridos. Es una preocupación de toda la familia, porque de aquí viene el sustento de nuestros hijos. Tenemos nuestras tierras mejoradas, hemos hecho inversiones, tenemos nuestras casas… ¿Dónde queda eso? Es un daño muy grande el que nos están causando a la comunidad de Yumao y a otros», dijo Ely Zárate Velásquez, líder comunitaria de Yumao.

Las mujeres de Yumao han tenido un destacado papel en la defensa de su territorio: movilizaron a la comunidad, informándoles de los daños que causaría la represa, y son parte del Comité de Defensa de la Tierra y el Territorio contra el Proyecto Rositas que lo conforman las 12 comunidades que se verían afectadas por la represa y en donde las mujeres mantienen posiciones de liderazgo.

En 2018, Zárate y otros representantes de las comunidades de Yumao y Tatarenda Nuevo entablaron una demanda de acción popular contra la ENDE. El Tribunal de Garantías ordenó a la empresa ENDE suspender cualquier actividad relacionada con la construcción de la represa Rositas hasta la audiencia.

Los ambientalistas también están preocupados por el impacto del proyecto en el Gran Chaco, la segunda región boscosa más grande de América Latina, después de la selva amazónica, que alberga 400 especies endémicas de flora y 150 de fauna. Esta gran área de bosque es particularmente importante como sumidero global de carbono, porque tiene el potencial de capturar aproximadamente mil millones de toneladas de carbono al año, si se gestiona adecuadamente la tierra y los ecosistemas.

La pérdida de bosques debido a la construcción de infraestructura relacionada con las presas e inundaciones resultarán en la eliminación de este sumidero de carbono, mientras que dejará a la vegetación subyacente pudriéndose, lo que liberará a la atmósfera grandes cantidades de metano, un poderoso gas de efecto invernadero. La presa y el embalse de Rositas finalmente resultarán en aproximadamente 70 millones de toneladas de emisiones equivalentes de CO2.

El Gran Chaco ya se considera un ecosistema frágil por la escasez de lluvias y las altas temperaturas, un duro golpe para las comunidades que ya padecen de uno de los índices de desarrollo humano más bajos de la región. Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Yumao tiene la tasa de ingresos por hogar más baja de Bolivia y carece de necesidades básicas como alimentos, agua y saneamiento. Las mujeres de Yumao deben caminar un promedio de seis a ocho kilómetros diariamente e, incluso, algunas hasta 15 kilómetros para recolectar agua potable.

La comunidad de Yumao ya ha estado sintiendo los efectos del cambio climático a medida que las lluvias tardan cada vez más en caer y el agua se vuelve aún más escasa. Una nueva investigación climática de la Nature Friends Foundation proyecta que las temperaturas podrían aumentar hasta 1,43 °C en el Chaco boliviano hasta el año 2030, lo que pondría un estrés adicional en el suministro de agua disminuido.

 

Las mujeres de Yumao cuentan con el apoyo de Fondo Socioambiental Semilla y Fundo Casa Socioambiental, ambos socios de Global Alliance for Green and Gender Action (GAGGA).

Illustración de @Naandeyeah.


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