Protegemos nuestra fuente de agua: el bosque de Madre de Dios


En Perú, la selva tropical de Madre de Dios es uno de los bosques más diversos del planeta y, en Sudamérica, también es uno de los ecosistemas más amenazados por la tala y la minería de oro ilegales. Durante la pandemia, la presión de la industria maderera nunca dejó de crecer, las actividades agrícolas se expandieron y se talaron árboles para hacer espacio para nuevas carreteras. Esta presión incesante amenaza a las personas que promueven el manejo sostenible y la conservación de los bosques, como lo es la Asociación para la Resiliencia del Bosque contra la Interoceánica (ARBIO) y a las hermanas Tatiana y Rocío Espinosa, sus líderes.

ARBIO ha inventariado más de 400 árboles grandes que se encuentran en peligro debido a la tala ilegal. La asociación se dedica a cuidar 916 hectáreas de este bosque natural en Madre de Dios, que alberga árboles de Shihuahuaco, una especie que vive por más de 1000 años y que actualmente se encuentra en peligro de extinción debido al incremento de su extracción para la industria del parqué. Hoy en día, el 85 % de toda la madera de Shihuahuaco que se utiliza en el Perú proviene de Madre de Dios y la mayor parte de la madera que se exporta tiene un origen desconocido o ilegal.

Por su valiosa contribución al ecosistema, la asociación también monitorea otros árboles amazónicos cuyas edades se calculan entre los 100 y 1400 años. Estos árboles en el bosque de ARBIO no solo brindan un importante refugio y son fuente de alimento para los animales, sino que también toda su presencia captura más de 100 000 toneladas métricas de carbono. Solo los grandes árboles de madera dura, como el Shihuahuaco y Quinilla, talados indiscriminadamente, almacenan entre 10 y 35 toneladas de carbono, desempeñando un papel crucial en la reducción del cambio climático.

Foto: ARBIO Peru

Estos árboles también juegan un papel fundamental en el ciclo del agua. Cada uno bombea alrededor de 1000 litros de agua por día desde el subsuelo hacia la atmósfera, lo que promueve la formación de nubes por evapotranspiración. Este proceso crea un gran flujo de humedad llamado «río volador» que transporta agua hacia los Andes, moviendo más agua que el propio río Amazonas. Dicha agua alimenta los glaciares y montañas cubiertas de nieve que se funden en ríos y forman las reservas de agua de las ciudades costeras de América del Sur y de las tierras altas secas. Millones de personas e industrias dependen del agua de la selva amazónica.

ARBIO se fundó en 2010 para demostrar que coexistir con el bosque es posible y que promover la participación de las personas en sus actividades de protección y conservación puede ser sostenible en el tiempo. La Asociación capacita a los representantes de las comunidades locales en actividades de conservación y protección de los bosques que denominan «conservación compartida».

ARBIO también capacita a los miembros de la comunidad en Forestería Análoga, una metodología basada en restaurar el bosque imitando sus condiciones naturales. La Forestería Análoga genera beneficios como la reducción de plagas y la obtención de productos orgánicos, a diferencia de los monocultivos que empobrecen rápidamente el ecosistema. Esto también puede ayudar a las comunidades con sus medios de vida, como la fabricación de joyas a base de palmeras y semillas de Shihuahuaco. ARBIO firmó un convenio con la Federación Nativa de Madre de Dios para el desarrollo del proyecto «Joyería sostenible para la conservación» para involucrar a la juventud de las comunidades indígenas.

Foto: ARBIO Peru

En diciembre de 2020, SERFOR (Servicio Nacional Forestal), institución del Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego, categorizó al bosque ARBIO como un «Ecosistema Frágil». Esta denominación le otorgaría a esta área un estado prioritario para la conservación de la biodiversidad y como otorgante de servicios ecosistémicos, como capturador de carbono y promotor del ciclo del agua.

Junto con esta categorización, ARBIO hace un llamado a las autoridades regionales y locales para que realicen una gestión especial para la protección del bosque. Lo que incluye la ejecución de acciones de control, supervisión, inspección y vigilancia forestal de acuerdo con el Protocolo de Actuación Interinstitucional para Gestionar y Proteger los ecosistemas incluidos en la Lista Sectorial de Ecosistemas Frágiles del Perú.

ARBIO trabaja junto con algunos socios locales para recopilar pruebas de actividades ilegales en el campo, como la caza, la tala ilegal y la minería, y han escrito informes que exigen la acción pertinente de las autoridades. ARBIO está trabajando junto con el Ministerio del Ambiente y la Fiscalía Especializada en Materia Ambiental.

Para Tatiana, la salud y el suministro de agua dependen del bienestar del bosque, y nos dice: «el Amazonas nos abastece de agua. Preservar el bosque es mejor negocio que degradarlo».

 

ARBIO forma parte de la Red Internacional de Forestería Análoga, que, a su vez, es parte de la red de la Global Alliance for Green and Gender Action. Para obtener mayor información sobre el trabajo de ARBIO, haz clic aquí.

Illustración de Naadira Patel @studiostudioworkwork.


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